lunes, 10 de noviembre de 2014

Ayotzinapa

Me sacan las lágrimas esos ojos cándidos,
me saca la lágrimas que tantas pupilas se hallan extraviadas
me saca las lágrimas pensar en las balas,
me saca las lágrimas pensar en los huecos devorando cuerpos,
me saca las lágrimas pensar en la piel separándose,
y en todo el dolor,
el dolor continuo, el dolor ajeno, el dolor transmutado, el dolor contagiado,
el dolor imparable, el dolor infringido, el dolor con grito, el dolor apagado,
el dolor sin razón,
me sacan las lágrimas la incertidumbre e imaginación,
me sacan las lágrimas la pena y la duda
me sacan las lágrimas los rostros maternos,
me saca las lágrimas su fuerza imparable,
me saca las lágrimas ver los golpes internos, ver  los ojos sufriendo,
me saca las lágrimas que el camino a la dignidad puede conducir a humaredas ocultas y cenizas perdidas
me saca las lágrimas que truncaron sueños,
me saca las lágrimas que es un laberinto,
me saca las lágrimas que eran casi niños,
me saca las lágrimas que son muchos más,
me sacan las lágrimas los rostros anónimos,
me saca las lágrimas que la maldad de la realidad supere a la ficción,
me sacan las lágrimas la indiferencia y la alienación
me saca las lágrimas el veneno plástico de la manipulación,
el fulgor blanquecino que entume al pueblo,
me saca las lágrimas que hoy muchos prefieren un fusil a un libro,
me saca las lágrimas que el grito de tantos no cimbre en el alma de todos los malos
me sacan las lágrimas el olvido y resignación
me sacan las lágrimas la injusticia y ambición
me saca las lágrimas la delincuencia trajeada y el terrorismo en corbata
me sacan las lágrimas la pobreza y la vejación
me saca las lágrimas el campo abandonado, el campo masacrado, el campo despreciado,
me sacan las lágrimas que tantos de ellos no conocen otra opción,
me saca las lágrimas los libros empolvados
me sacan las lágrimas los ojos vendados, los labios pegados
me saca las lágrimas que hacen de tu lengua una cuerda pa’ahorcarte
me saca las lágrimas que solo unos pocos llevan dirección
me saca las lágrimas que muchos no tienen el día siguiente en su calendario
me sacan las lágrimas los cerebros drenados, los planes macabros, el nulo castigo
me saca las lágrimas un pueblo por el poder desollado
me saca las lágrimas que la inmunidad ante el dolor se estacione en la razón
me saca las lágrimas la correa que quieren poner en nuestros cuellos
me saca las lágrimas que nos quieren ahogar con nuestra propia voz
me sacan las lágrimas los caminos vetados,
me saca las lágrimas ver que un paraíso se va convirtiendo un triste espejismo,
me sacan las lágrimas las lenguas y pueblos perdidos
me saca las lágrimas ver que hay tanta riqueza que pocos conocen
me sacan las lágrimas todos tus colores
me sacan las lágrimas todos tus sabores
me saca las lágrimas como tantos solo tu corazón roen
me saca las lágrimas que solo unos cuantos el pulso de tu tradición conocen
me saca las lágrimas el mínimo aprecio
me saca las lágrimas la patria de un día
me saca las lágrimas el concepto ajeno
me saca las lágrimas tanta negación
me saca las lágrimas vivir con el miedo
me saca las lágrimas el terror cotidiano
me sacan las lágrimas el maíz mutilado
me saca las lágrimas que haya tanto sol y tantos enfriados
me saca las lágrimas perder la esperanza
me saca las lágrimas poder hacer poco aunque haga el intento
me saca las lágrimas que entre tan radiantes y bellos colores, sea solo el rojo el que parece engullirlo todo,
me saca las lágrimas que no sea por el chile por lo que yo chillo,
me saca las lágrimas que todo termine en un gran tzompantli
me saca las lágrimas sentir esta furia,
me saca las lágrimas escribir todo esto,
me saca las lágrimas perderme en el mapa, que no hay coordenadas,
me saca las lágrimas querer estar lejos,
me saca las lágrimas, revuelve mi estómago todo lo que pasa.

                                                                              Brenda De Gress

jueves, 30 de octubre de 2014

La almohada

     Cinco de la mañana, después de esperar el tren a Brujas desde la terminal de Amsterdam donde vimos un entretenido show; unos argentinos durmiendo en unos cartones en espera de su tren, una chica solitaria , un Jamaiquino que platicaba con todos, un vagabundo que compartía sus cigarros, otro indigente que no sé si meditaba o se había quedado ya  dormido en posición de flor de loto, mientras yo ponía algunas hojas de periódico bajo la ropa para mitigar el frío, porque mi débil suéter no era suficiente, todos ahí debíamos ser un cúmulo de curiosidades. 

     Al fin llegó el tren, abordamos, llevábamos creo, más de doce horas sin dormir, y sin darme cuenta, me quedé dormida sobre la más cómoda e improvisada almohada; una señora de hombros naranjas y esponjosos que iba a al lado de mí, me desperté y apenada sólo le dije "lo siento" rió de forma dulce y dijo "no te preocupes, no hay problema", que señora tan comprensible y tierna, y que suave era su hombro.

  ¡Próxima estación, Brujas! tierra  medieval de suculentas trufas de chocolate, ya estaba pensando en todas las que me iba a comer.


viernes, 4 de marzo de 2011

Flores naranjas que vuelan locas, mariposas monarcas

  Domingo en la mañana, acampar, después de dormir con el arruyo de un pequeño riachuelo tras sumergirse en aguas termales con un cielo infinitamente estrellado, identificando las constelaciones que un amigo nos mostraba, era tiempo para desayunar y tomar mi querido café de la mañana. Avanzando en la carretera, mirando nada mas que montañas, llegamos a la comunidad de Ocampo donde se ubica uno de los santuarios de la mariposa Monarca, "El Rosario".



  Al caminar  e internarse en el bosque se pierde la noción del tiempo, mientras uno va subiendo entre los árboles de oyamel, se empiezan a ver poco a poco algunas manchitas naranjas en cielo, son las pequeñas mariposas despistadas que quizás habían perdido su camino, a la vez que uno se va internando más en el bosque dejan de ser sólo dos o cuatro los colores naranjas que contrastan con el cielo azul de forma exquisita, el número se empieza a multiplicar, hasta que de repente, sin darse cuenta hay una fiesta de alas naranjas y rayitas negras* revoloteando en el cielo, que con coordinacion sutil* danzan entre los árboles, entre algunas perezosas que aún siguen colgadas formando racimos espesos cayendo de las ramas, como cascadas de un delgado y finísimo papel naranja.
 
Racimos de mariposas

 Algunas pasan tan cerca de mi cara que imagino que son unas hadas. Subiendo el cerro se llega a un espacio con menos árboles, es ahí donde se ve la mayor cantidad de ellas, todas volando como si hicieran una coreografía en el cielo.

    Vuelan miles de kilómetros (aproximadamente 6 mil en seis semanas, su transporte además de sus alas; las corrientes de aire, con las que se ayudan para viajar en promedio por día de 120 a 160 Km) para llegar a los climas templados de Michoacán y el Estado de México, a bosques con latitudes de 2750msnm aprox. para desde octubre a marzo, hacer de México su hogar.

    Con sus pequeños y ligeros cuerpos, tan frágiles y tan fuertes a la vez, Leonardo Da Vinci hubiera querido saber su secreto para mantenerse en vuelo tanto tiempo, y de forma tan ligera, poner el diseño en sus dibujos y sus maquinas de vuelo. Ícaro las envidiaría porque salen al sol a calentar sus alas y estas siguen intactas, pero los mas agradecidos somos los que visitamos estos hermosos santuarios y podemos contemplar lo maravillosa, fuerte, a la vez frágil; caprichosa y hermosa que es la naturaleza.

* Datos interesantes
rayitas negras* las rayitas negras que podrian parecer dibujitos para adornarlas, son sus venas y en las hembras son mas gruesas, los machos se reconocen porque tienen dos puntos negros sobre las alas.(explicado por un guía)
coordinacion sutil* su vuelo no es a capricho, los patrones de vuelo son heredados, basados en una mezcla de ritmos circadianos y la posición del sol en el cielo[14] [15] que están basados en sus antenas.[16] [17]

  1. «Butterflies Guided By Body Clocks, Sun Scientists Shine Light on Monarchs' Pilgrimage».
  2. Gugliotta, Guy. 2003. Butterflies Guided By Body Clocks, Sun Scientists Shine Light on Monarchs' Pilgrimage. Washington Post, 23 de mayo de 2003, p. A03. visto 7 de enero de 2006.


  3. Merlin C, Gegear RJ, Reppert SM. (2009). Antennal Circadian Clocks Coordinate Sun Compass Orientation in Migratory Monarch Butterflies. Science 325: 1700-1704. doi 10.1126/science.1176221 (en Wikipedia :) )



miércoles, 2 de marzo de 2011

Puentes medievales, y deja vu en Brujas

No sé por que, aun no puedo terminar de escribir esto. Recuerdo los edificios, los ladrillos viejos, silencios momentáneos y una sensación de soledad y nostalgia mezclada con magia. Cuando caminé por la Grote Mark, sentí unos de esos deja vu que a uno lo dejan helado, no había visto imágenes de ese lugar, de esa plaza en específico, pero ésta había aparecido en mis sueños de la misma forma, quizá porque ahí es un lugar  de ensueño.



     La ciudad de Brujas tiene algo peculiar, aún tiempo después, no logro descifrar que es, casi todos sus edificios mantienen la arquitectura antigua, pero tiene otra cosa, creo que tiene algo de magia, una magia que se funde con misterio, caminar por la parte antigua de la ciudad de Brujas es como viajar al pasado, sus ladrillos van cargando la historia y en los callejones solitarios casi oigo murmurar algunas platicas medievales, me siento fuera de lugar con mi ropa de este siglo, jeans y chamarra de telas sintéticas, siento que debería ir caminando con un vestido medieval.


   Después de llegar a casa de la amiga que nos hospedó, que por cierto nos hizo sentir como en casa, salimos a explorar la ciudad, nos olvidamos de los mapas y nos dejamos llevar. Lo primero que vimos fueron unos edificios que eran un antiguo hospital, sin saber a donde llegaríamos, solo seguimos caminando, hasta llegar a la plaza principal, donde está la torre de Belfort, (también llamada la torre Pisa del norte).

     Fue ahí donde llegó a mí una sensación muy extraña, casi indescriptible; la plaza nublada, el tiempo como detenido, una melancolía muy grande se apoderó de mí, en el aire se respiraba misterio, una nostalgia de los siglos que se quedaban ahí. Veía a la gente pasar con cierta cadencia, algunos caballos, una sensación de calma y a veces de abandono, como si todos fuéramos solo fantasmas transitando por ahí, cuerpos andantes que un día dejarían de caminar, como tantos otros anónimos que ya habían pasado por ahí, por siglos, como si fueran los edificios los que nos miraran a nosotros y no al revés, como si esas piedras recordaran que por ahí han pasado tantos y seguirán pasando, y todos lo que caminamos por ahí, algún día vamos a perecer, y los edificios permanecerán erguidos después de nosotros, mucho después, como ya lo han hecho por tantos años, para la torre Belfort todos somos y seremos fantasmas que vamos a observarla, pero es algo mágico...


    Recorrimos los canales, con sus cisnes y sus patos, admirando cada construcción y los delicados encajes, todo es un regalo a la vista en ese lugar. Llegamos a la plaza de Burg, entramos a la iglesia de la Santa sangre, donde se dice que un caballero medieval llevó una reliquia que contiene la sangre de Cristo, se dice que la llevó desde Jerusalén a Brujas en la Segunda Cruzada, alrededor de 1250. Un pequeño frasco, de no más de cinco centímetros atrae gente de todo el mundo para poder plasmar sus manos aunque sea por unos segundos ahí.

 Amo el calor, así que mientras caminamos entre los colores que ya se tatuaron en mis ojos como los colores de Brujas; café, rojo y dorado, el frío helado me cala los huesos, llegamos a los molinos, monstruos gigantes, que para mi felicidad parece que rasgaron por un momento el cielo, abrieron un poco las nubes para dejar entrar un poco de sol.



   Seguir perdiéndose y caminando por este lugar que no conoció el paso de los siglos, pasar sobre sus puentes y respirar el chocolate, tomar algunos tarros de su gran variedad de sabores de cervezas e imaginar a que saben los otros 298 sabores, esconderse, dejar pasar el tiempo, vivir como en un cuento de hadas, un sitio que en la noche duplica su misterio y magia. Tiempo después, cuando veo imágenes de Brujas, lo veo tan lejano, lo recuerdo tan idílico, que me es difícil pensar que no fue sólo un sueño.







martes, 8 de febrero de 2011

Lentejuelas chinelas sobre exquisito terciopelo, Carnaval IIparte

Era tiempo de dejar esas pastillitas de canela con patas, panza llena corazón contento. Eran como las cuatro de la tarde; salimos del mercado, deleitados entre los colores, olores y sabores, había frutas que nunca había visto, aromas seductores que tentaban a nuestro estomago para seguir comiendo, pero no, era hora de empezar a consentir a los oídos y que el cuerpo se fuera a bailar.


Mercado de Yautepec



calle antes de la fiesta



     Nos dirigimos a una calle del pueblo y bastante gente ya empezaba a juntarse, era un remolino humano, fue entonces cuando vi a los primeros chinelos, eran los del pueblo de Tlayacapan, un pequeño anticipo de lo que nos esperaba, y caminando, moviendo los brazos discretamente porque a lo lejos ya se dejaba oír la música de la tambora, fueron apareciendo esas barbas puntiagudas, esos ojos entre tristes y contentos que invitaban al gozo, esas figuras singulares, apariciones mágicas hechas de lentejuela y chaquira que se paseaban orgullosas sobre terciopelo negro y verde oscuro, así  miré a mi primer chinelo de Yautepec, altanero y delirante, casi surreal, avanzaba delante de unos carritos de papas y algodones, como si el amarillo y el rosa lo fueran escoltando, y la fiesta apenas empezaba.



El Brinco del Chinelo



Con un poco de timidez me incorporé a la comparsa, fue solo cuestión de segundos para la pena abandonara mi cuerpo  para que junto con mi alma se entregara a los delirios del baile, y aunque no soy fanática de la música de banda, hay algo en ese momento que te atrapa, rapta tus manos y tus brazos, pone a  mover hasta a el mas pequeñito de los dedos de tus pies,  invita y seduce al baile, y la sinceridad de la gente con la que va bailando, riendo y jugando, el celebrar estar vivos salta por los poros de cada uno, se contagia, gente de todas las edades hace el tradicional "Brinco del chinelo"  baile que comenzó en la época colonial para satirizar los bailes de la clase alta, a los que se negaban el acceso a indígenas y mestizos, como parodia a las suntuosas fiestas y sus recargados adornos y trajes, así inició la tradición del chinelo, palabra en nahuatl que los historiadores creen que podría significar "el que se cree mucho, el de la piel roja" o "el que mueve bien los pies y la cadera" .

                                              


Después, nos reunimos todos en el patio de una casa, llegaron las trompetas, los trombones y las tubas, y como en una especie de duelo de baile y adornos, pasan dos chinelos al centro a mostrar sus mejores pasos; los trajes se lucen, se mueven, las chakiras delicadamente confeccionadas que caen del sombreo cobran vida propia, y a pesar del enorme peso de los trajes, los que llevan el orgullo de portarlos bailan con mucha destreza, es hora de lucir los trajes, trajes tan suntuosamente elaborados que a veces la manufactura se lleva a cabo desde un año antes, trajes que llegan a costar mas de veinte mil pesos.  Las lentejuelas cosidas sobre el terciopelo traen para el gozo de la vista hermosas y vividas imágenes de el popo y el izta, de calendarios aztecas, de serpientes emplumadas, guerreros mexicas, pirámides, penachos, jaguares, bueno, hasta un pinocho nacido de lentejuelas anda bailando en los también orgullosos trajecitos de los niños.

Detalle de traje chinelo


         La tarde iba cayendo, pero ese día nada detendría el baile, íbamos pasando sobre las calles hasta que la noche nos alcanzó, y nosotros alcanzamos el centro del pueblo donde ya esperaba un escenario para que los chinelos subieran a seguir luciendo sus imágenes de chakira y seguir bailando, la fiesta estaba acompañada de las luces de los juegos mecánicos y una máquina de algodones que echaba hilos de azúcar al cielo, eran como ángeles azules y rosas, que para deleite de los niños flotaban apenas sobre sus cabezas y  como se enorgullecían por atraparlos.



Niño chinelo


   Era hora de dormir, porque la mañana siguiente era para ver el desfile, los carros alegóricos llevando a los chinelos a cuestas, y se daría la premiación al mejor traje, pero el mejor premio nos lo llevamos nosotros al gozar de la comida, los hermosos trajes, el baile, la música, el carnaval y esa maravillosa fiesta y celebración por la vida.


Feria de Yautepec, Morelos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El sabor del alma de los jumiles

      Se acerca la época de carnavales, para dar paso a la cuaresma cristiana, pero antes, es momento de que el espíritu salga a divertirse, a convertirse en otra persona por medio de mascaras y hermosos disfraces, carnaval; palabra que no alcanza a describir ese momento de baile y fiesta, donde se olvidan las etiquetas, tiempo festivo que se quedo grabadó mayormente en la tradición católica,  resultado de un posible coqueteo entre el catolicismo y  las festividades paganas, en aquellos ayeres en las que los pueblos antiguos  honraban y dedicaban una fiesta a Baco, el dios del vino. En México Mayahuel, la diosa del pulque y la embriaguez nos sigue acompañando. Años después, sin importar el lugar, aún se sigue festejando con singulares fermentos.

       Recuerdo a casi un año, mi primera vez en medio de un carnaval, no fue el de Veracruz, ni el de Mazatlán, y mucho menos el de Río, (ni con todos mis deseos de escuchar y ver bailar samba, y dejarme deleitar por el portugués, idioma que me fascina, porque me parece que se oye casi como cantado, ese ritmo calmado que quiere como descansar y ventilar el calor con las palabras). El carnaval al que asistí no fue de esos grandes, y eso fue lo que me hechizó, un carnaval pequeño, mas íntimo,  en donde pude estar codo a codo con los que bailan, no vi el carnaval, fui parte de él, andar con todos y dar de brincos en medio de la comparsa, todo eso sucedió en el carnaval de los chinelos, en Yautepec, un sencillo y pequeño pueblo en el estado de Morelos, que como reza su dicho, "En Yautepec de Zaragoza, donde se vive y se goza y se chupa cualquier cosa" y tal enunciado predijo una genial tarde de danza y gozo, de festejar la vida.


Yautepec, Morelos

    Todo empezó un sábado de febrero, llegamos acalorados pero maravillados de la vista de los dos grandes "el Popo", como cariñosamente todos lo llamamos, y su querida "Izta" yaciendo a un lado, ambos tenían sus copetes blancos, incluso desde la carretera el carnaval ya había empezado, ya se complacían tres de nuestros cinco sentidos, el calor ya  hacia sudar a los poros, los ojos ya se habían deleitado un poco, aunque aún faltaba lo mejor.

"El Popo"


  Luego fue el turno del gusto, que sería premiado con alguna de la comida típica de Yautepec, ricas gorditas, itacate y chale acompañadas de agua de horchata, blanca y espumosa para que combinara con la nieve de los volcanes. Pero antes de todo eso, la mejor y mas exótica botana, ¡insectos! y no solo eso ¡insectos vivos! Son unos pequeñitos llamados jumiles, los cuales se deben comer vivos, y ahora que lo pienso, me siento un poco mal por haberme comido a un animal vivo, pero dicen que muertos ya no saben igual, hay que ponerlos vivos sobre la lengua, y hasta que caminen un poco sobre de ella, dicen que comerlos vivos es lo que les da el sabor, recuerdo que su alma sabía a canela.

Jumiles

martes, 25 de enero de 2011

El huichol que vivía en mi pared

Hace tiempo, tenía sobre mi pared un calendario de diferentes paisajes y culturas de México, todos eran hermosos, al mirar la fecha, bastaba un segundo para querer estar en cualquiera de esas imágenes, anhelaba estar en cualquiera de las playas, bosques, pirámides, desiertos, ciudades coloniales que tenía el calendario, todas eran estampas espectaculares, pero había una foto que especialmente me fascinaba, me hechizaba e indudablemente cuando la veía, los números y las horas desaparecían por un instante, porque estoy casi segura que así es la vida de quien estaba en la foto, se podría pensar que era la imagen de una playa, por la calma que esta a veces nos proyecta, el quedarse tirado en la arena y  crear algo simbiotico con ella, hundirse sin que importe la hora o el día, solo el sol que acaricia y las olas que hipnotizan; pero no, no era un paisaje, era un huichol.

     Casi no recuerdo el paisaje, era lo que menos importaba en esa foto, un esbozo de desierto se notaba, solo tengo en mi memoria a un hombre, un huichol hincado sobre la tierra con su tradicional vestimenta blanca, sin mirar a la cámara, porque el paisaje al que miraba era mas importante que cualquier otra cosa que le pudieran mostrar, el paisaje ni si quiera se alcanzaba a ver, estaba fuera de foco, pero la serenidad que proyectaban sus enormes ojos marrón, podía percibirse, casi envidiaba la calma que irradiaba a través de ese papel en mi pared, era una mirada tan tranquila y absorta que casi me perturbaba, porque en un segundo, yo volteaba a cualquier otro lado y caía de golpe a un universo de agendas y papeles, de horarios, prisas y cosas innecesarias, un lugar en el que a veces se pierde la esencia de lo que realmente importa, pero al voltear al calendario, como en un salto cuántico regresaba  a la calma, retornaba a Wirikuta, y desaparecían las horas

martes, 18 de enero de 2011

Castillos y cenotes mayas

Iba en la oscuridad, pensando en un castillo, iba camino a ver castillos, cuando en mi libreta  apareció la imagen de un cenote y recordé la magia que se siente al entrar a tan singular lugar; como la luz se cuela misteriosa y parece que besa la sal, fluye sobre la piedra, regala tonos verdes y amarillos, que según las ordenes del sol y las leyes de la refracción de la luz se vuelven  azules, y el agua helada que es una bendición en el calor de la selva y el mejor bálsamo contra las heridas del festín que los moscos se dan con la piel de uno. Sumergir la cabeza y ver otro mundo debajo, mientras uno como intruso, interrumpe el trafico de peces que viven ahí. Miré la foto del cenote maya y solo pude pensar que es como un castillo surreal u orgánico, e inevitablemente me hizo recordar a uno de mis arquitectos favoritos; Antoni Gaudí, y su gusto por la arquitectura orgánica y la naturaleza, para algunas de sus obras, se inspiró por ejemplo en las cuevas de Mallorca, (que son grutas subterraneas similares a los cenotes) y por eso la Sagrada Familia en Barcelona se adorna hermosa de "arquitectura natural" creada por este maestro, como si hubiera sacado las estalactitas y estalagmitas para ponerlas en medio de la ciudad.




Detalle de la Sagrada Familia de Gaudí, hay partes que podrían pasar por alguna estalactita o estalagmita...

























 Así que después de todo ese debraye de inspiración salió este otro debraye...

"Cenote maya, eres mi castillo, tú no tienes torres, ni muros contra el asedio, tú, construido con material salado, hecho de estalactitas y estalagmitas, cimientos de carbonato de calcio. Aquí no hubo cruzadas, solo princesas mayas, aquí no hay cielo frío, solo aguas heladas, aquí  no lucharon por expulsar a nadie, aquí luchó un pueblo por tener a Tonatiuh contento, allá hay poca luz, aquí entre la selva espesa resbala demasiada, allá cantan juglares, aquí canta el agua, allá brillan espadas, aquí brillan quetzales, allá susurran siglos, aquí gritan milenios. Un castillo, mi cenote maya, mi otro castillo, fortaleza medieval, uno entre la niebla sobre la montaña, el otro entre un sol intenso, como un secreto bajo la tierra."
Cenote maya en QuintanaRoo
Castillo  al fondo(con partes reconstruidas en no total estilo medieval) en Heidelberg, Alemania