lunes, 3 de enero de 2011

Camino a cruzar el Atlántico

1 sept 2010

Vamos camino al aeropuerto, el manojo de nervios que era, se ha ido, se evaporó,  se queda la espesa neblina que no me deja ver en esta madrugada e incrementa más aún mi desorientación nata.

Quisiera saber hacia donde esta el norte, sur, este y oeste, tener una rosa de los vientos incrustada en mi materia gris para no perderme. Saber hacia dónde esta el norte, para mandar un beso a mi Guanajuato y mandar calidez a las momias, dónde esta el sur para despedirme por un rato del barro negro y el árbol gordo y hermoso, ubicar a dónde vira el oeste para soplar un beso a los campos de agave azul, color de la melancolía del fin de todo viaje. Identificar el este para mandar todo mi ser al Caribe y que se quede un pedazo de mí guardadito en Tulum, donde está el sureste para dirigir la mirada al palacio de Pakal yaciendo entre el verde infinito y a mis Aguas do março y a mi ciudad natal de melancolía, San Cristobal de las Casas, susurrar un hasta luego a las nubes de exquisito barroco que estos ojos han escalado en Puebla y Oaxaca.

                                          


Me voy a las tierras de los castillos y las cruzadas, de los cielos fríos y grises; se que debí hacerme ese tatuaje, que en lugar de tinta llevaría agua de mar, bendita agua salada en lugar de tinta, la mezclo con arena, lo seco con el sol y así llevo el Caribe a cualquier lugar...

Un hasta luego a mis pirámides, a mis alebrijes psicodélicos, adios a las lentejuelas huicholes de visiones delirantes, a los paisajes chinelos sobre exquisito terciopelo y las ollas de barro, hasta pronto al chile, a la lengua ardiente y a comer chillando.

3 comentarios:

  1. *son aguas do marzo porque un marzo estaba en las cascadas de agua azul escuchando esa cancion, y siempre me pasan cosas en la vida relacionadas con agua... y siempre en marzo.

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  2. ok. ya estas dentro felicidades

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  3. No sólo se orienta uno con una Rosa de los Vientos, a veces ésta nos deja más perdidos y entonces hay andar siempre por nuevos caminos, fluyendo como el agua.

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